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"Nadie piensa en los niños"

Educar no es adoctrinar

Si Lacan reconoce que la homosexualidad de la mujer procede de una heterosexualidad decepcionada -como se afirma que lo demuestra la observación-, ¿no sería igual de evidente para el observador que la heterosexualidad procede de una homosexualidad decepcionada?

J. Butler

Publicado: 2015-03-16

La imagen que encabeza este post desató la furia de los defensores de los niños y las buenas costumbres (sic). Muchos dijeron en redes que si bien no tienen contra los gais (sic), los gais y lesbianas no pueden hacer actos sexuales (sic) frente a los niños/as. 

Para comenzar habría que indicar que un beso es una muestra de afecto. Que puede llevar a actos sexuales, puede, pero no es una relación inmediata y directa. En la susodicha foto la niña no tiene una muestra de repulsión o de molestia o de confusión, como ha dicho toda la avalancha homofóbica instalada en Facebook (y en nuestra sociedad). Lo que hay en la imagen es algo común entre los seres humanos. ¿O es que los niños nunca han visto una película de Disney? ¿Nunca vieron Encantada? La pasan a cada rato en Disney Chanel. Pues bien, en muchos lados se ve a personas besarse. Entonces, ¿cuál es el problema? El problema es que son hombres besándose. ¡Ah! ¡Hombres que se besan! ¡Saquen a la niña! Porque claro, que un hombre bese a una mujer no hay problema, pero si es un hombre con otro hombre o una mujer con otra mujer, ahí sí, ¡tápenle los ojos a los niños/as!

Esa reacción no es otra cosa sino homofobia. Es odiar, detestar, asquearse, rechazar, etcétera, actos homosexuales de cualquier tipo. Si fuera un beso entre personas de sexo distinto, entonces todo bien; si es entre personas del mismo sexo, entonces ahí ya no. Los niños y niñas no pueden tener contacto algunos con actos homosexuales porque “eso los va a confundir”. Confundir de qué, vale preguntarse. Debajo de esa frase: “los niños/as no pueden ver esos actos, porque se van a confundir” presume que lo “normal” es que el hombre bese a una mujer y no que un hombre bese a un hombre. Es eso y nada más. En otras palabras: los niños/as no pueden ver actos de anormales. Porque estas personas que se quejan de esta foto es porque consideran que el beso homosexual es un acto anormal y eso confunde a los niños y niñas del mundo entero.

Así es, el problema no es el beso en cuanto tal –como algunos defendían aduciendo [hipócritamente] que ni le dejarían ver a sus hijos/as besar a su pareja (heterosexual). El problema es el beso homosexual. Es imposible que los niños/as no vean personas besarse. En la calle muchísima gente se besa. Bajo esa premisa, tendríamos que sacar vendados a los niños/as. Absurdo.

Pero lo más grave es que el cinismo no tiene vergüenza. Estas personas homofóbicas asolapadas argüían que los besos de la foto eran “poco pudorosos” y que eso no se ve bien ni en heterosexuales. ¡Ya, pues! ¡Vamos! ¡Es un beso, por amor de Dios! No es una película porno. En la imagen es evidente que no hay besos “grotescos” o que esas personas estén a punto de tener sexo. Insisto: el problema viene en que son besos entre homosexuales. Ni más, ni menos.

Los hijos del congresista sergio tejada y de Isabel Vaccari - http://goo.gl/jNkwhA

Ahora bien, algunos argumentaron que los padres no pueden imponerles su pensamiento a sus hijos e hijas, lo cual también es absurdo. Es imposible, desde el punto de vista psicológico y sociológico, no influir en la estructura mental y creencias de los niños/as. Todos hemos crecido dentro de un lenguaje, dentro de un mundo que le damos sentido desde ese lenguaje, un lenguaje que viene cargado de sentido desde antes, que nos precede. Nadie crece como si la mente fuera una pizarra en blanco –tampoco hay ideas innatas; tenemos un lenguaje que carga de sentido los eventos que ocurren delante nuestro. Lo que los padres hacen con sus hijos/as al enseñarles que los seres humanos pueden enamorarse no es adoctrinar, es educar en el respeto y la verdad.

Lo peor que se puede hacer ante un ser humano es engañarlo ante lo evidente. Si se les oculta a los niños y niñas que solo el hombre besa a la mujer y nunca de otro modo, cuando ese niño/a crezca y sea adolescente y vea que no es así, no solo sabrá que su padre y/o madre le mintió sino que ahí sí que se va a confundir. Entrará en conflicto con sus creencias y lo que ve en la realidad, caerá en contradicción con sus pensamientos. ¿En verdad esa es la manera más sana de educar a alguien? No lo creo. Lo mejor que se puede hacer es decir la verdad: “mira hijo/a, las personas cuando se quieren mucho y son grandes se besan, un hombre besa a una mujer o a veces un hombre a un hombre u otras veces una mujer a una mujer; eso lo hacen porque se quieren mucho”, y listo, se acabó el problema.

Entonces, la próxima vez que creas que educar es adoctrinar ponte a pensar cuando tus padres o abuelas te dijeron que había un infierno, un cielo, que hay ángeles que te cuidan y un hombre con una bolsa que te llevaría sino tomabas la sopa. Y, entonces, evalúa qué es educar y qué es adoctrinar. Piensa si cuando tu padre te llevaba a jugar fútbol o tu madre te enseñaba a decir “gracias” o tu abuela a comprar al mercado, si lo que estaban haciendo era adoctrinarte o educarte; si lo que hacían era imponerte su forma de vida o si te estaban insertando en el juego social que ellos y ellas consideraban como válido. Ya. Ahora piensa si decirle a un niño o niña que las personas pueden darse afecto –sin que su sexo sea determinante- es adoctrinar o educar. Piénsalo.


Escrito por

Ricardo Milla

Filósofo, profesor, teórico social. A la izquierda, mi gato. Columnas de crítica social.


Publicado en

Estado Crítico

Crítica social de una sociedad en estado crítico