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Fuente: https://goo.gl/Nj5KcB

Hábitos verdes

Poca significatividad en acciones proambientales

Publicado: 2017-11-29

Hábitos verdes

Una de las peores consecuencias que tiene el sistema económico político actual es el impacto sobre el medio ambiente y el planeta. La idea base sobre la cual reposa la máxima del mercado actual es absolutamente contraproducente para el sostenimiento de la vida. Que los pobres todos sean ricos y que los ricos lo sean aún más, esta no es solo una aseveración falsa, sino que es un riesgo para la existencia en general. Estamos en un momento de la historia como nunca antes, la posibilidad latente, cada vez más probable, de una megaextinción. Y no solo de nuestra especie sino del planeta entero. Acaba de pasar el Black Friday y vemos una vez más esa enfermedad social que es el consumismo, de la no comprensión del peligro que es el sistema económico actual y que el problema ambiental viene de ahí, de ese sistema.

Sabemos que son súper importante los hábitos responsables para con el planeta. Todos la estamos fregando y hay que hacer algo al respecto. Qué duda cabe. Desde no gastar agua sin necesidad pasando por no comer carne de res hasta reciclar. Todo suma. El problema es que suma muy poco o tienen una baja significatividad respecto al cambio climático.

La correlación real entre personas con más conciencia medioambiental, también consideradas “verdes”, y las personas con mayor capital y mayor base material es altísima. Mientras que, a la inversa, los que no tienen tanta conciencia medioambiental, o llamados “marrones”, se correlacionan con los grupos sociales con menor base material. Lo curioso es que, según varios estudios realizados en los últimos años [dejo los links abajo junto a un artículo de The Guardian], la significancia en reducción de carbono entre los así llamados verdes es mínima. Esto es así a tal punto que entre verdes y marrones el consumo dañino para el planeta es casi casi el mismo.

Los datos también indican que el 10% de la población mundial de ricos consumen 175 veces más que el 60% de la población pobre mundial y, por ende, contaminan más. Muchas veces se debe a que el énfasis en las acciones verdes que se toman son las equivocadas o simplemente no tienen relevancia en significatividad para el medioambiente. Creen que haciendo sus pequeñas prácticas y con sus hábitos verdes ayudan mucho al planeta. La verdad es que no. Su ayuda es casi igual a no hacerla. Entonces, ¿eso significa que hay que dejar los hábitos ecoamigables? No. En absoluto. Es mejor cerrar la llave del grifo al lavarse los dientes. Hay que reciclar. Hay que usar bicicleta. Etcétera. Son importantes. Habría que a su vez dejar de lado los hábitos que contaminan y centrarse en ellos en vez de pequeños sucedáneos. Aún así el problema central no está ahí, sino en la creencia que estas actitudes y hábitos son realmente significativos cuando no lo son.

A esto hay que sumarle que, en la correlación verdes y ricos, estos tienden a contaminar mucho más de lo que salvan en sus hábitos verdes cuando ponen en marcha sus estilos de vida: viajes largos, compras desmedidas, mayor uso del auto porque es híbrido, consumo de alimentos bio que necesitan mayor cantidad de agua, etcétera. No solo estos hábitos verdes hacen poca diferencia en la reducción de carbono y gases sino que los otros hábitos que tienen por sentirse que hacen algo bueno por el planeta terminan por contaminar más. Mientras tanto los grandes responsables del cambio climático –o mejor dicho: de su aceleración– son las grandes empresas y sus industrias. Es el sistema económico mundial que lleva a consumir lo que no necesitamos y que seguirá produciendo para alcanzar la meta ficticia de hacer a todos los pobres ricos. Entonces no es responsabilidad ni exclusiva ni mayoritaria del consumidor. Haga lo que haga el impacto para el planeta es mínimo comparado al impacto contaminante del sistema económico.

Dicho de modo más claro: La idea de que con hábitos verdes estamos logrando algún cambio significativo es falsa, al menos en lo que respecta a los países desarrollados de occidente, y más bien estas ideas de que teniendo esos hábitos se está haciendo mucho ha sido impuesta, colada, transplantada por el capitalismo neoliberal a partir de sus plataformas de comunicación. Para colmo del asunto no tenemos hasta ahora data ni estudios que revelen si las acciones globales llamadas verdes realizadas por individuos o comunidades realmente sean significativas. ¿Entonces por qué creemos que sí? Pues es una creencia más. Ayuda, pero no sabemos cuánto a nivel global, y al menos en occidente la ayuda es mínima para el planeta. Parece haber más bien en las personas con estos hábitos una idea autocomplaciente de estar haciendo algo bastante bueno y que el problema no es el sistema sino que lo somos todos. Curiosamente la data desmiente esto. Los responsables de impedir que el planeta suba dos grados más de temperatura son las grandes corporaciones, no nosotros. Nosotros poco podemos hacer. Sí, hay que seguir haciendo ese poco, pero sin caer en el cuento de que realmente estamos haciendo el cambio. La responsabilidad y la exigencia está en otros.

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Too right it's Black Friday: our relentless consumption is trashing the planet: https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/nov/22/black-friday-consumption-killing-planet-growth

The ecological footprint of green and brown consumers. Introducing the behaviour-impact-gap (BIG) problem: https://goo.gl/Nj5KcB

Does pro-environmental behaviour affect carbon emissions?: https://goo.gl/PHymp1

Good Intents, but Low Impacts: Diverging Importance of Motivational and Socioeconomic Determinants Explaining Pro-Environmental Behavior, Energy Use, and Carbon Footprint: https://goo.gl/QUwNgP


Escrito por

Ricardo Milla

Filósofo, profesor, teórico social. A la izquierda, mi gato. Columnas de crítica social.


Publicado en

Estado Crítico

Crítica social de una sociedad en estado crítico